 |
|
Eduardo
Isaac |
|
 |
Guitarrista
Argentino de excepción, en 1978 obtiene el primer premio en el concurso
nacional de guitarras Fundación Gillette, lo que le posibilita grabar
su 1er. disco y comenzar una intensa actividad artística. Obtuvo el
1er. premio en el Concurso Internacional "Infanta Cristina" de Madrid,
en el Concurso Internacional "Andrés Segovia" de Palma de Mallorca,
en el Concurso Internacional "Le Printemps de la Guitare", y el Concurso
Internacional de Porto Alegre (Brasil).
Realizó
más de 30 giras de conciertos, presentándose en New York, Los Angeles,
Montreal, Tokio, Osaka, Taipei, La Habana, Río de Janeiro, Buenos
Aires, Madrid, París, Lyon, Bruselas, Bonn, Munich, Viena, Nápoles,
Porto, etc. Forma con el prestigioso bandoneonista Daniel Binelli
un dúo que desarrolla el lenguaje del tango en sus diferentes vertientes.
Graba con regularidad para el sello GHA RECORDS (Bruselas).
|
¿Cuándo
comenzaste a tocar la guitarra?
Tuve la suerte de que mi madre tuvo la iniciativa de mandarme al Conservatorio
de Paraná a los siete años. Haber elegido la guitarra y no otro instrumento
fue algo fortuito, ya que un tío mío tenía una guitarrita como para
mí. Porque haber estudiado piano hubiera sido imposible, por los costos
que implicaba. Con el paso de los años, tampoco puedo afirmar que
estuviera especialmente incentivado por la música, era como una tarea
más, que me la tomaba con mucha responsabilidad. Pero tuve otro golpe
de suerte: a los diez años tuve como profesor a Walter Heinze, un
notable músico y de un intelecto muy fuerte, cosa que me produjo gran
admiración. Él había hecho sus estudios en la Universidad de Santa
Fé con Martínez Zárate, máximo exponente de la escuela guitarrística
más fuerte en la Argentina. Luego, alrededor de los dieciocho años,
en la etapa en que uno pasa de la secundaria a la universidad y tiene
que elegir el camino a seguir, no sabía muy bien qué hacer porque
yo era hijo único, de una familia de muy escasos recursos, y la primera
pregunta era cómo vivir de la música. Así que estudié por dos años
Ingeniería.
¿Toda la carrera la hiciste en el Conservatorio?
Si, era una época en la que el Conservatorio se manejaba con una libertad
tal y yo, por haber empezado desde muy pequeño, a los diecisiete años
ya tuve mi título. Cuando tenía diecinueve años tuve otro golpe
de suerte al escuchar a Miguel Angel Girollet, un guitarrista argentino
realmente de gran nivel, que había obtenido un premio en el concurso
de París (en esa época, el más importante del mundo) y lamentablemente
muerto joven hace ya unos años. El dió un concierto en Paraná, y escucharlo
fue un golpe muy fuerte que me sacó todas las dudas. Fue un
descubrimiento tremendo. A partir de ese momento me propuse poner
toda la carne al asador para ser un músico y vivir de la música.
En 1978, a los veintidós años, gané un concurso muy importante en
Argentina, auspiciado por la Fundación Gillette. A raíz de esto, hice
un disco, una gira y empecé a ser conocido en el ámbito de Buenos
Aires. Luego comencé a viajar para hacer concursos fuera del país,
y a los veinticinco años obtuve premios en Venezuela, Chile, y Brasil
(Porto Alegre). Yo pienso que uno tiene que mostrarse, tiene que tratar
de estar donde pasan cosas. Hoy en día está muy difícil, pero por
todos los medios uno tiene que tratar de trabajar para afuera. El
siguiente golpe de suerte que tuve, fue ganar el concurso VILLA-LOBOS
de Porto Alegre. Entre el público se encontraba escuchando un organizador
de cursos de Francia, que quedó muy entusiasmado con mi audición,
y me terminó contratando para tocar y dar clases en su país. Así que
éste, que fue mi primer viaje a Europa, fue con contrato y además
viajé junto a Martínez Zárate y Abel Carlevaro. Esto me hizo ver cómo
eran las cosas afuera. Me informé sobre los mecanismos, y volví a
los pocos meses para intervenir en un concurso importantísimo (“Infanta
Cristina” en Madrid) y lo gané.
¿Qué tipo de repertorio hiciste en ese concurso?
El repertorio era el standard de la guitarra clásica (clásicos, barrocos,
segovianos, Brower). El mismo que mostraba en los otros concursos.
Uno no puede jugar a hacerse el original, ya que hay obras impuestas.
¿Qué otros concursos ganaste?
Gané dos concursos más: el Andrés Segovia, en Palma de Mallorca y
el de Bélgica, que hoy por hoy sigue siendo uno de los concursos más
fuertes. En él se presentan cada año alrededor de cien guitarristas
del mundo entero. En el año que yo gané se habían presentado 86 guitarristas
de 26 países. El día de la final del concurso toqué con la orquesta
nacional de Bélgica y entre el público se encontraba la directora
artística de un sello de Bélgica, especializado en guitarra.
¿Es el sello en el que estás actualmente?
Claro, es el sello GHA. Es un sello donde tienen discos David Russel,
el dúo Assad, el cuarteto de Los Ángeles y gran parte de los guitarristas
de más fama. En enero de 1990 hice mi primer disco para ellos, y ahora
voy por el número once. Hice ocho discos solo y otros con orquesta,
grabando con Leo Brower. Este año viajo a Europa por séptima vez con
una gira presentando un disco nuevo. Estoy muy contento de poder generar
el movimiento que tengo, y que me incentiva a seguir pensando en nuevos
repertorios y además el sello me da la libertad de poder grabar lo
que yo quiero, así que a partir del cuarto disco ya fuí perfilando
un repertorio propio y muy fuerte.
¿Con arreglos tuyos?
La propia actividad me llevó a hacer un disco con arreglos solo. Por
darte un ejemplo, en quince días viajo para grabar un disco de adaptaciones
de jazz, con obras de Keith Jarrett, Bill Evans y Miles Davis. Va
a ser muy interesante, porque haré un trabajo de dúo junto a Badi
Assad (hermana del dúo Assad), cantante y guitarrista excepcional
de Brasil, de un talento y una voz increíbles. Ella va a hacer improvisaciones
vocales sobre ciertos pasajes de los temas.
La parte de armonía ¿La estudiaste en el Conservatorio?
Sí, aunque en la formación integral tengo mucho de autodidacta.
Tuve que ir probando con la práctica y, fundamentalmente, con
autocrítica.
¿Cómo es tu método personal
de estudio?
Cuando yo era pibe, a los dieciocho años, estudiaba muchas horas diarias,
y el hecho de organizar una obra o de analizarla era como una toma
de base en lo técnico, musical o de raciocinio. Cuando uno tiene ya
una base sólida lo ve desde el punto de vista de la mecánica. Por
eso, hoy en día, si se da el caso de que no pueda tocar guitarra por
dos meses, yo sé que en cuatro días puedo recuperarme y seguir con
el repertorio que venía tocando. Pero no es que uno tenga que hacer
el sacrificio hasta que se muera. En mi caso, es que yo cada vez soy
mas ambicioso con el repertorio. Estoy haciendo cosas cada vez más
complejas desde todo punto de vista (mecánico, expresivo, formal)
y por lo tanto tengo que seguir dándole duro. Poder montar un repertorio
como el que he mostrado ayer en el concierto, donde mezclo desde una
transcripción de una Suite de Haendel para clave, pasando por Bach,
hasta una adaptación de treinta minutos de un tema de Jarrett, lleva
horas y horas.
¿Por qué este repertorio?
Simplemente pienso que todavía hay ámbitos de la música que no han
sido explorados por la guitarra. Lo que yo hago con Davis o Jarrett,
no es la concepción de un guitarrista de jazz, improvisación en línea
o de acordes, sino que hay un trabajo armónico distinto y creo que
es algo nuevo.
¿Cómo ves la enseñanza de la música en Argentina?
Yo creo que está muy bien, por el solo hecho de que un individuo pueda
acceder gratuitamente a estudiar música, cosa que no pasa en otras
parte del mundo. Las posibilidades que tiene alguien de formarse en
un sitio que lo contiene es formidable. El músico en ciernes, en Argentina,
se tiene que dar cuenta que la tiene muy fácil. En los conservatorios,
desde hace varios años, hay conciencia de la necesidad de mezclar
la formación clásica con el folclore, el tango y la música sudamericana.
Mas allá de que la calidad de la enseñanza no es homogénea, porque
depende de las individualidades, creo que en general las posibilidades
son muchas y lo demuestra el solo hecho de ver que hay un conservatorio
en cada ciudad. Yo pienso que quienes critican los conservatorios
porque tienen sistemas muy rígidos de enseñanza, tendrían que tratar
de cambiarlos desde adentro.
¿Creés que te influye estar abierto
a escuchar otras músicas al momento de arreglar o interpretar una
obra?
El prejuicio siempre está, pero uno tiene que partir de la amplitud
de criterio y el gusto por la diversidad, que es lo que te lleva a
ser curioso en este mundo tan lleno de información. Yo siempre tengo
curiosidad por enterarme cómo son las cosas, y luego analizo para
ver si realmente me gusta o no. Si uno piensa que la guitarra es solo
Giuliani, Brower y Villalobos, obviamente vive mucho mas cómodo porque
su mundo es muy acotado, muy simple. A medida que uno va captando
información de todo tipo, se van generando las necesidades. Es un
poco como la pérdida de la inocencia. Cuando perdiste la inocencia,
accedes por curiosidad a otro tipo de información y te das cuenta
que el mundo es ancho y ajeno. Esto te lleva a decir: “yo quiero más,
otras cosas diferentes”. Así se me ha venido abriendo el panorama
de lo que empezó siendo sólo guitarra clásica. Ahora, al tomar influencia
de todo el abanico de posibilidades, mi repertorio es más grande y
prácticamente se ha borrado la línea entre guitarra clásica o erudita
y popular. Tengo claro desde hace años que la guitarra es una sola
y que todo depende de los niveles de calidad y compromiso de trabajo
que el músico toma. La calidad no tiene que ver con el estilo o con
el lenguaje, sino con lo que el músico tiene para dar y su compromiso
de trabajo. Por ejemplo, hacer Jarret fue un trabajo que hasta ahora
me ha llevado cuatro años.
Algún consejo...
No hay nada que pueda dar sus frutos si no se hace con método. Y no
tomemos el ejemplo de los guitarristas que sin saber leer una nota
son unos monstruos porque esos son la excepción que confirma la regla.
Nunca hay que perder la soltura ni la cosa fresca. Yo abogo por un
espíritu libre y curioso, pero esto no significa que no sepa muy bien
que solamente a través del método se llega a algo.
Copyright
2003 ©
www.elguitarrista.net
|
|
 |